martes, 23 de febrero de 2010

reencauchando a lo "jorge tijeras"

Debido a estas épocas de crisis inventiva me he visto en la bochornosa y nada honorable necesidad de reencauchar algún material que desesperadamente buscaba en estos días con el fin de publicar lo que fuera, siguiendo las enseñanzas de muchos colegas bloggers que han emprendido una carrera despiadada por encabezar los parangones de popularidad entre los intelectuales efímeros del maravilloso mundo cyber-editorial. Y más que siguiendo los pasos, tratando angustiosamente de no dar más ventaja -y digo ventaja para tratar de mantener agónicamente mi autoestima competitiva-. Además ¿qué tiene de malo el reencauche? es más, no tiene nada malo, es más, si nuestros grandes referentes culturales -RCN y Caracol- lo hacen sin chistar, pues lo único que me queda por pensar es que esta es la tendencia, el paradigma, la luz que guiará la nueva forma de producir cualquier tipo de expresión humana. Sí, realmente lo estoy pensando no solo como una opción válida, sino como la mejor opción para publicar y publicar y publicar... así seguiré los pasos de intelectuales de la talla de Jorge Franco, y así cumpliré el sueño bastardo de ser igual de grande a él, lograr la grandeza que le ha dado la maravillosa publicidad a un personaje que ha consolidado su reconocimiento a punta de desplayar su talento, pero su talento para venderse, su talento para que sus despropósitos literarios sean el material perfecto para producir toda la basura audiovisual que consumimos como cerdos revolcándonos en nuestros residuos mediáticos. Ahora finge una solapada inocencia en cuanto a su nuevo éxito, afirmando su extrañeza por el interés repentino en comprar los derechos de su última novela para realizar una obra de teatro; su desfachatez tal vez solo fue evidente cuando me acerqué con curiosidad a ver los costos de la boletería. Bueno, pero esto no es un artículo, es simplemente un simulacro de presentación -prefiero perder mi tiempo en los despropósitos propios-.

Antes de dejarlos con una cantidad de basura mayor, para que pierdan más tiempo con mis divagaciones, y debido a que en estos días he estado expuesto a material muy diverso en distintos blogs, quisiera primero recomendarles que mejor lean cosas que valgan la pena como lo pude hacer con los blogs de mi colega lola krun (que aparece en mi abultada lista de seguidores). Pero si aún así son tan testarudos de no hacerlo, hagan como cualquier colega que al combinar las palabras "lapiz", "tinta" y un apellido de editorial mediocre en una URL, resultó logrando lo que haría el maestro Daniel Samper Pizano si le hubieran hecho una lobotomía frontal y solo le hubiera quedado su humor, pero su humor nasal. Lo único que espero es que por lo que he visto últimamente, el espacio de blogger, que ha ofrecido tantas cosas buenas, pero tanto desperdicio de energía no se vuelva un espacio exclusivo para los intentos por pensar de los ejecutivos de cuenta de las agencias de publicidad con nombres de personajes secundarios de novelas de caballería cervantinas. Pero gracias a este tipo de personajes me ha quedado muy buen sabor de boca -como el de la manteca del pastel de yuca tóxico que acabo de desayunar, que espero desaparezca mañana-, porque queda demostrado que absolutamente cualquier persona puede decir lo que quiera, en donde quiera, gracias a las facultades ultrademocráticas de la red, y que en consecuencia hay público para todo. La nueva consigna es "si eres analfabeta abre un blog".


LOATHING ROCK CITY


“You let me violate you
you let me desecrate you
you let me penetrate you
you let me complicate you...”


Esta es la tercera vez que salgo con Alicia... este año; llevo cinco años saliendo esporádicamente con esta mujer, y sigo sin sentir por ella más que unas insaciables ganas de tirármela. Otra vez pasó ese gato que no sé qué carajos hace entre las mesas de este maldito chuzo; lo único que hace es incomodarme más. Trato de ser cariñoso, y creo que a lo largo de este tiempo he logrado fingirlo muy bien. Alicia siempre cae, ¿o será que el que cae soy yo? Me da igual, de todas formas lo único que quiero es prácticamente satisfacer una necesidad biológica. Es así, sigo pensándolo y meditándolo, pero lo único que me produce es ese sentimiento de deseo enfermizo. A medida que pasa el tiempo ya creo que lo que siento no es sólo eso, sino odio. He ahí lo enfermizo: cada vez que la “bombeo” a lo largo de la noche estoy pensando al mismo tiempo en asesinarla... por lo menos en golpearla. Estamos sentados en el mismo chuzo de rock desde hace 5 años; podía ser en cualquier sector de la ciudad, pero es el mismo, siempre es el mismo. Pasa el tiempo y sientes que te sumerges en una burbuja que tiene el mágico poder de escabullirse del paso del tiempo. He llegado al punto de ni siquiera interesarme por la música que está de fondo, es simplemente un pretexto, el lugar es un pretexto.

Todavía no entiendo por qué Alicia sigue saliendo conmigo, no la trato bien -tampoco la trato mal-, ella sabe que sólo quiero “comérmela”, yo sé que ella no se siente bien ante esta situación, lo veo en sus ojos. Su mirada no irradia felicidad ni nada por el estilo. Me inquieta que teniendo ese buen par de tetas no pueda conseguir a alguien más, es extraño. Dejo de llamarla por meses y ella vuelve sin chistar; es más, entre más fría es la velada más sucio y poderoso es el sexo.

Estamos en el lugar más oscuro y alejado del bar -es el detalle típico que refleja que no es una situación totalmente cómoda- y lo único que me interesa de la figura que tengo arrinconada hacia las paredes de madera decoradas con los afiches de bon jovi y el de las estrellas del metal es lo que brota con ganas de estallar de ese escote de la blusa negra que se vuelve un símbolo de la repetición de un círculo vicioso que en últimas es un sacrificio tedioso en una búsqueda casual de un fin ya conocido por los actores, ya que ni siquiera me interesa tener un tema de conversación; todo transita en medio de alejados ¿cómo va todo?, ¿cómo te ha ido en el trabajo?, ¿sigues viviendo allá? y una serie de temas que no se prestan para una charla de más de 10 minutos.

Por fin la una y media de la madrugada.


“I wanna fuck you like an animal, I wanna feel you from the inside, I wanna fuck you like an animal...”


Eso fue todo. Por fin salimos del prerrequisito necesario para poder consumar el único interés que me ha estado llevando a este ritual durante todo este tiempo una y otra vez. Entre forcejeos e insistencia durante unos minutos, logro casi que rogando que sigamos la “fiesta” en un ambiente más “privado”. En la intimidad todo se cubre de una energía en la que lo único que se puede e interesa sentir es la carne. Igual para ser sinceros si Alicia tiene algo a su favor en este momento es que sin mover un dedo ese cuerpo tiene la capacidad de invocar toda la suciedad que solo se producía en mi mente para que se materializara a partir de mi cuerpo. La luz se filtra por un leve espacio que se parte en medio de las cortinas y en ese momento, mirando ese cuerpo que me pregunto cuál sería la diferencia si estuviera despierto, caigo en cuenta en el hecho de que durante mucho tiempo todas estas mañanas han sido la resaca más de una batalla que de una noche de sexo -a pesar de que la diferencia sea muy tenue... si la hay-, una batalla en la que deseo destruir a mi enemigo, pero lo olvido porque tengo el presentimiento de que nos vamos a volver a encontrar en el camino. Queremos salir de allí lo más rápido posible, no hay un intercambio de una mínima muestra de cariño en ningún momento, cruzamos la calle como dos desconocidos que siguen una ruta paralela, tomamos un taxi, siguen los grandes lapsos de silencio, musitamos algunas frases en busca de algo de una fingida cordialidad, dejo a Alicia en su casa casi sin mirarla a la cara, llego a mi hogar, me recuesto en mi cama y después de este paréntesis todo sigue igual.


“Why don't we do it in the road? Mm, No one will be watching us, Why don't we do it in the road?”


Eran las ocho y quince de la noche y Dionisio ya no sabía donde más esperar, lo único que quería era concretar su cita. Por fin decidió tomar un bus -igual la idea era tomar el que más vueltas diera para no tener que esperar a esa vieja-. Como raro Dionisio examina a todos los pasajeros del bus para ver si hay buen “materialito” para este viaje. Efectivamente en el último puesto hay un personaje apetitoso, debido a su combinación entre una exagerada exuberancia combinada con un estilo decadente y saturado -la cotidianamente denominada “gata nocturna”-. Dionisio se sienta con un aire de falsa indiferencia en el puesto del medio, quedando a una distancia precisa para acceder al contacto visual perfecto para emprender un juego que se balancea entre una fantasía momentánea y una ridiculez ilusa, miradas escondidas, y lo peor del caso es que se genera la idea de correspondencia por parte de la mujer seleccionada.

Buenas noches damas y caballeros, espero me disculpen los pasajeros que estaban conversando, durmiendo o meditando...

El incómodo vendedor desplazado de Lourdes efectivamente se volvió algo incómodo en el momento del cortejo mental de Dionisio, y no contento con esto, mientras el tiempo de viaje se acortaba, el hippie salido de Tumaco le entregaba a todas las damicelas presentes un mamarracho de alambre, acompañado de un poema improvisado -¡Qué desgracia este émulo de artista mamerto... me jodió!- -¡Qué clásico... le entregó un caballito de mar a la niña de los ojos más expresivos y profundos de cualquier bus que haya visitado!

Y para el joven... -¿Ahora qué? ¡maldita sea!- el mejor amigo del hombre: ¡EL PERRO!

Suena el teléfono, Alicia ya llegó hace media hora y Dionisio no puede perder este papayazo. Sale corriendo y mientras se baja del bus se le cae la foto del paseo familiar a las Piedras del Tunjo en el cumpleaños de Emilio, acompañado de su otra hija y su esposa Penélope.

- “...and youuu shook me all night long, yeah youuu shook me all night long...”

lunes, 5 de octubre de 2009

Vallejo y nuestra "ignarus" Colombia

Quiero compartir unas palabras de un hombre de letras colombiano (aclaro porque quedan muy pocos, por no decir ninguno). Y quiero compartirlo porque es reconfortante poder ver de vez en cuando personas que se atrevan a pensar distinto, dejar de ver por un segundo toda la comodidad de la neutralidad y dejar de sentir ese cansancio a causa de los artistas acomodados y títeres del status quo (que son la gran mayoría). Viendo este material es curioso pensar en la incomodidad que ha causado Vallejo en muchos sectores de la sociedad colombiana y no solo por su forma polémica de pensar, sino lo veo debido a que gracias al rumbo que ha tomado este golpeado país, nos hemos convertido en la patria de la ignorancia, la patria de la falta de educación, la patria que siente escozor por los libros (y no salgamos con la excusa de la feria del libro, porque si una feria es botar una cantidad de hojas en un local indiscriminadamente, me hallarán la razón). Y en última nos hemos convertido en la patria sin cultura literaria, sin cultura artística, sin espacio para la divergencia ideológica. Para no ahondar más en otros temas dejo los videos de la entrega del Honoris Causa de la Universidad Nacional a Fernando Vallejo, comprobando que todo lo que acabo de decir es pura mierda. 



jueves, 27 de agosto de 2009

PERO TENÍA RAZÓN (WARHOL EN BOGOTÁ)


Me detuve por menos de un minuto frente a la pared que tenía plasmados los datos “esenciales” para acercarse a la exposición, me disponía a leer todo el parlamento con la finalidad de seguir el ritual, presumiendo de espectador riguroso. 


(En las contadas ocasiones en las que Warhol se me había acercado al oído izquierdo, en la sección más cercana al encéfalo, siempre veía a David Bowie, siempre se repetía el pensamiento de mi preferencia por Basquiat y en consecuencia siempre llegaba a hablar de Calle 13. Y de ahí parte mi sensacional acervo acerca de la propuesta estética de Warhol).


Pero mi compañera de “trip citadino dominical” no estaba dispuesta a soportar todas mis patéticas poses y casi que con una violencia imperceptible dirigió mi posición hacia la entrada de la sala de exposiciones del Banco de la República.


-“Yo no voy a perder mi tiempo leyendo lo que dicen de él, yo vine fue a ver las obras; se supone que esas me deben decir algo ¿no?”-'. ¡Maldita sabiduría de la practicidad de las mujeres! es un jaque-mate. Pero tenía razón...


Bueno, algo que no se puede negar es que tal vez se pierde la capacidad de disfrutar el arte, cuando se toma solo una forma de acercarse a él como la “regla”. Muchas veces tener datos previos, hasta datos banales de tipo personal referentes a la vida del artista, se vuelven marcos teóricos interesantes en el momento de crearse un concepto de la obra. Y en estos casos se vuelve productivo el ejercicio (así sea para componer una pócima de charlatanería). 


No sé si esta exposición sea más enriquecedora en un contexto plenamente norteamericano; en ciertos momentos me lo preguntaba debido a la saturación de información con respecto a su cultura contemporánea;  personajes que indudablemente son muy importantes en ese guisado que han construido los “damn yankees” (Ted Nugent fácilmente puede ser un ícono de los “excesos sociales” gringos) para consolidar su identidad. Igual se puede decir que el espectro estético de Warhol abarca no solo los elementos propios de Estados Unidos, sino las imágenes populares y representativas de la época.


Si Marilyn Monroe es una imagen que tiene algún tipo de relevancia en cuanto a nuestros parámetros de belleza, de un momento en particular, si nos dice algo de un momento histórico determinado; o si Mao nos dice también algo de otro momento, de una situación; o Michael Jackson (bueno, por lo visto el Rey del Pop ha incrementado sus amores en estas tierras desde que murió; hace un tiempo sólo nos recordaba pedofilia y mutaciones), creo que la revisión que hace Warhol de lo que es Norteamérica se puede quedar corta para muchos de nosotros, por ejemplo cuando estamos al frente de Capote, ya que resulta complicado lograr transferir la figura de Capote y su injerencia para los gringos a lo que podría significar para nosotros. O es tan simple como lo que puede significar la famosísima lata Campbells (creo que este es mejor ejemplo) como un producto fundamental en la historia del consumo norteamericano, y pensar que para nosotros prácticamente no es nada; me atrevería a decir que la imagen “autoexaltada” del mismo Warhol no se torna tan sugerente como quisiéramos en el momento de topárnosla en repetidas ocasiones (tal vez a excepción de las situaciones en las que nos lo cruzamos placenteramente trasvestido). 


Mientras me esfuerzo para pensar en toda la teoría chambona macheteada que se me ocurre en medio del recorrido, mi compañera se encuentra extasiada con las técnicas de las litografías y las serigrafías, con las texturas que quedan plasmadas en las superficies, y mientras yo trato de jactarme de mis argumentos ella me cambia el tema con una tranquilidad aplastante:


¿No sabes quién es Truman Capote? bla, bla, bla “A sangre fría”... bla, bla, bla “Philip Seymour Hoffman”... bla, bla, bla...     bla...

¡Oye! ¿cómo diablos logra que esa foto de la estatua de la libertad tenga esas texturas? litografía ¿cierto?


¿Ah? ¿de qué diablos habla ella? ¡Maldita sea! ¿y Capote? Bueno, tengo que admitir que es satisfactorio que siga teniendo la razón.


Pero yo me ensaño en no dejar campo a la posibilidad de liberarme de mi óptica seudointelectual (cómo me gusta esa palabra). Después de preocuparme por tomar por mi cuenta una parte crucial para la historia del arte contemporáneo y devorarla en una semana, como nos gusta hacerlo, llego a concluir que los resultados de la obra de Warhol no son tan inocentes como los expresa él mismo, no son simples alusiones a su país y ya. Es más, queda una pequeña impresión de que realmente es una pose irónica y sarcástica, puesto que el efecto que genera en el espectador tiende a ser muy satírico frente a esa exaltación de la grandeza de la cultura consumista. Sin contar con las obras presentes en las series de “desastres” y “sillas eléctricas” que por el solo hecho de mostrar dichas imágenes  y no seleccionar los elementos glamurosos de la cultura norteamericana sino algo que represente explícitamente aspectos oscuros de la cotidianidad gringa ya son un componente que en el momento de ser parte de la exposición además de crear una impresión un poco repulsiva, por estar contrastadas con obras más digeribles, provocan una percepción de un Warhol crítico frente a su contexto.


Mientras atiborramos nuestras manos de todos los souvenirs con los que pudieron bombardearnos estos promotores “integrales” (pero más por lo incípido del pan integral) del entretenimiento cultural a la salida de la exposición, yo hacía alarde de todo este análisis posterior y pues quise abordar a mi interlocutor, simplemente para rasgar una posibilidad de recibir ovaciones o por lo menos para obtener un poco de complicidad en cuanto a mis argumentos, y bueno, todas esas artimañas trilladas mediante las cuales uno pretende conseguir avances en materia de cortejo.


Mmm no sé, simplemente sé que acabo de tomar mucho material para poder plagiar algunas cositas que vi por ahí-.


¿A eso se reducen las impresiones finales de toda la exposición? Pues obviamente no, pero es seguro que en medio del sarcasmo y la desfachatez es imposible ocultar que gran parte de los artistas contemporáneos lo hacen y ni siquiera tienen el grado de honestidad para admitir que  lo que crean casi siempre nace de un plagio. Bueno no importa, además ese es un tema más extenso y más enmarañado que gracias a la señorita tocará aplazar... Pero una vez más... tenía razón.

                                   










   

martes, 7 de julio de 2009

UN TAITA SE TIENE QUE BAJAR EN SANTA LIBRADA


Cuando volteé a mirar y vi a la anciana llorando, por alguna extraña razón tuve una especie de regresión. Algo me llamó a recordarme todas las sensaciones referentes a “esa” muerte, a esa pérdida, a esa despedida silenciosa. Fue similar a una regresión. No fue normal ¿cuál era la relación? Tal vez el sonido de su sollozo angustioso y el de un suave golpe cuando se recostaba en el vidrio hicieron recorrer mis ondas neuronales sobre esos recuerdos que prácticamente me estaban haciendo pensar que mis sentimientos estaban mal. Mi mente estaba siendo taladrada por una sensación de culpa: “Debería ser más sencillo”, “debería sentir mucho dolor y ya”, “¿esta tranquilidad qué significa?”

El punto es que cuando la vi y cuando la escuchaba, sentía que esa señora me estaba comunicando algo, no sé qué era exactamente, pero había algo de redención en ella. Su figura era como un arcaico tótem muisca, parecía que fuera parte de ese asiento, ¡no! no de ese asiento, parece que hubiera sido desplazada hacia ese asiento, realmente era como una secuoya, una secuoya que había sido desterrada, arrancada de su lugar sagrado, “desplazada” hacia el monstruo y ahora era una flor que no podía caminar, un árbol mítico que tenía que esperar a que cambiara el semáforo. Si la hoja no puede respirar el poco aire sano que aún queda, tiene que cubrirse con un chal.

Ese dolor que me transmitía se convirtió en mi dolor, sentí una aguja que me traspasaba la espina dorsal, ya no podía permanecer sentado, me sentí muy incómodo por un lapso de tiempo, pero a medida que transcurrían las calles me sumergía por una especie de remembranza, de una melancolía instantánea. Sentí el ardor de la ausencia, sentí ese vacío que se produce al tener la implacable certeza de que alguien no volverá a estar sentado a tu lado, el vacío de reconocer que a medida que pase el tiempo su voz será un sonido más remoto, ya no se recordará dentro de un tiempo... sí, es así. La voz, creo que la voz es de las cosas que más duele olvidar, porque se tiene esa certeza de que efectivamente sucederá, es como un cronómetro en cuenta regresiva, y sabemos que el explosivo estallará tarde o temprano.

Pero el camino cambió de sentido; mientras subía por el Este me encontré en un momento de trance semiconsciente, pero como la mente se desplazaba en fragmentos casi fotográficos, en una especie de trenza entre mi falta de concentración y la despreocupación por la realidad exterior, pues no me interesó ese detalle. Me surgió un dolor de muela en el tórax y mientras estaba reinstalando mis nervios con el chacra que le había escuchado al barbudo del Parque Santander, un águila se posó sobre el retrovisor derecho. Intenté sacar la cabeza para lograr verla y pues para saber si lo que estaba viendo no era producto de algún desorden estomacal provocado por algún menjurje callejero, de esos que son tan deliciosamente prohibidos, pero en los que caemos gracias a nuestra terquedad y a nuestra falta de amor propio hacia nuestro organismo. Mientras el águila me hablaba, la anciana había desaparecido y yo me encontraba supuestamente solo en esa parte del viaje, pero sus ojos me eran familiares, sentía que el águila que me hablaba era alguien que conocía de muchos años atrás, la sentía como alguien cercano, como un personaje lleno de sabiduría; en un punto del viaje sentí que podía seguir su conversación y que yo le preguntaba por ese dolor. Por una breve eternidad sentí que lo sabía todo, que todo era claro.

Cuando volví a parpadear después de muchas horas en un segundo, estaba en el baño de mi casa mirando mi brazo en el espejo, con un dolor de cabeza intenso y cada vez que intento recordarlo sólo está el espejo, y cada vez que el águila me observa pienso que cada anciano que muere es una fuente que esparce su espíritu en el aire.

jueves, 12 de febrero de 2009

reflexionando con Tánatos


Cuando se transita por una situación, en la cual se hace presente la muerte de alguien cercano, comienzan todas esas reflexiones, reacciones y demás acerca de lo que significa para cada uno de nosotros la muerte y a veces es interesante observar cada concepción particular. No lo voy a hacer, pero igual hay una tendencia a asumir la muerte como un evento trágico y cruel. La cultura occidental nos ha enseñado con unas pizcas de fascinación religiosa que este suceso debe ser percibido bajo esta óptica.

La duda radica en pensar si realmente esto tiene que ser así, ¿por qué está mal que la muerte signifique algo más para alguien? En este principio de año tuve que verme obligado a martillar estas ideas una y otra vez en mi cabeza, no fue agradable, no es agradable para alguien que inevitablemente se ve tocado por una tradición que nace de una irrupción violenta y muy arraigada del cristianismo -muy entendido como la mayor representación de la Iglesia Católica históricamente- tener que confrontarse a causa de una situación límite en la vida de un familiar; es inevitable sentir tristeza, no vengo de una cultura en la cual la muerte sea percibida por principios como algo positivo, como un evento de cambio o como una ocasión anhelada.

Finalmente la sensación que queda es la de, por un lado, el vacío provocado por el apego hacia el ser querido y por otro lado el comienzo del aprendizaje de la idea de que es importante tener en cuenta que llega un momento en el que se tiene que dejar este camino, o cómo lo dice algún proverbio chino "el barco tiene que llegar a su puerto". Pero es un proceso lento y extenso, es difícil asimilar la naturaleza de la muerte cuando "el barco ha naufragado".

Una vez más, como es mi mala costumbre, voy a dejarlos con pensamientos de personas más competentes que yo, en este caso en el arte de escribir, con el fin de dejar una posibilidad de reflexión más seria:

La muerte para Quino

Tanatología

jueves, 29 de enero de 2009

FACEBOOK: ¿es realmente un ejemplo de democratización social en la red?



Cuando decidí abrir este blog, el punto que me obligó a hacerlo fueron una cantidad de ideas que estaban latentes en ese momento acerca de los límites del mundo real y el virtual, ya que me estaba generando mucho conflicto esa naturaleza aplastante del fenómeno interactivo, puesto que se comienza a sentir un sabor amargo de una especie de ausencia y pérdida, en general, de la experiencia del mundo real, sustituida por el vacío de la falta de lo físico, de lo corpóreo. Por eso había decidido publicar un texto, que implícitamente alcanzaba a tocar la reacción social generada por la red de contactos más popular hoy en día, por lo menos en Colombia, estoy casi seguro. En esta ocasión les dejo un link de la editorial de la última edición de la revista que redondea un poco este tema, en este caso con la versión más política al respecto (en la foto arriba Peter Thiel, cerebro detrás de la red facebook):



http://www.revistaarcadia.com/ediciones/29/editorial.html

jueves, 11 de diciembre de 2008

PERCEPCIONES DE UNA MUSA INGLESA

El 20 de julio, precisamente el día en que se conmemora el grito de independencia, hecho simbólico acontecido en el centro de la ciudad, se presentó un evento musical importante para Bogotá. Puede decirse que es una especie de conmemoración a la independencia de seguir atados a la resignación por no poder tener conciertos de alto nivel y de artistas en lo más alto de su vigencia en la ciudad. En el Palacio de los Deportes se presentó la banda inglesa de rock alternativo “Muse”, frente a aproximadamente 2000 personas, lo cual sigue demostrando que se pueden realizar este tipo de eventos en Colombia, siempre y cuando a los organizadores no se les olvide hacer uso de su sentido común, hecho que provocó el fracaso en algunos casos en años anteriores (y para el momento de la edición de esta reseña parece que sigue pasando, es diciembre y ya tuvimos el pequeño descalabro de Nine Inch Nails).



Mi expectativa precisamente se veía representada por “map of the problematique”, y tengo que decir que realmente la había alimentado mucho en estos meses previos al concierto, debido a la situación en la que nos vemos envueltos políticamente en el país. Cuando se tiene la experiencia de percibir la canción con su video-clip se logra percibir que Muse no es simplemente una banda con un perfil, en cierto modo “depresivo” sino que realmente hay una conciencia política muy alta en su concepto artístico y su estética, hecho que también quedó demostrado por el interesante despliegue audiovisual que nos presentó la “musa” a lo largo de la noche. Cuando escucho y veo el video de esta canción pienso en el miedo que siento por el país, porque todo esto se nos puede volver una dictadura -si es que ya no lo es- pero eso es tema para otro artículo. La verdad es que no esperaba que fuera la canción de apertura, eso me dejó un poco “fuera de base” y no logré asimilarla con la profundidad que yo esperaba desde que me estaba preparando para el concierto. De todas formas no creo que hubiera podido empezar con mayor impacto.

Volviendo a las temáticas, a las letras y a su estética, Muse termina siendo una banda que transita fácilmente entre tener unas líricas explícitamente intimistas a poder trabajar toda una semblanza con un carácter, que como lo hemos visto, se ha enfocado a una campaña anti-intervencionista, principalmente dirigida al conflicto en Irak. Así podemos citar casos como “Starlight”, “Your time is running out” y hasta la supremamente melosa “invincible”, canciones que a simple vista pueden tener un contenido “sentimental” pero gracias a su puesta en escena, para ser más específicos, muestran que la banda está realmente comprometida con el panorama social en el mundo; llega a ser una experiencia cargada de mucha emotividad cualquiera sea el caso. Gracias a mi alta preocupación por la situación amnésica y acrítica en la que nos tiene sumergido nuestro aparato estatal en este momento y también en gran medida a mi condición sentimental actual, me quedó demostrado que este es un espectáculo en vivo que se puede disfrutar mucho más cuando uno como público se encuentra involucrado de alguna forma muy emotiva con la música.